La importancia de las Competencias Parentales “suficientemente buenas”

La parentalidad debe ser apoyada con la entrega de herramientas que promuevan el fortalecimiento de los recursos personales de los padres, madres o cuidadores, para así, brindar y promover entornos saludables, seguros, sin violencia ni malos tratos (físicos o verbales), que garanticen el bienestar de NNA.

Amig@s, colegas y profesionales del área, durante el desarrollo de la temática propuesta en nuestras redes sociales, sobre Competencias Parentales, nos hemos referido a la importancia de éstas en el desarrollo y bienestar de niños, niñas y adolescentes, asimismo, planteamos la interrogarte ¿Qué ocurre cuando padres, madres o cuidadores principales, no tienen o no cuentan con las condiciones para ejercer la parentalidad y así, ser la base segura para un NNA?
En las siguientes líneas nos referiremos a este tema, partiendo desde el principio ¿Qué es la Parentalidad? Entendamos por parentalidad al proceso dinámico y relacional que involucra a los adultos y a l@s niñ@s, pero que también se ve influenciada por los contextos, entornos y condiciones en las cuales se ejerce. Este enfoque de crianza se centra en el bienestar, respeto mutuo y desarrollo saludable de NNA, al mismo tiempo, fomenta una relación cercana y afectuosa entre los padres o cuidadores y NNA.
John Bowlby (1980), en su Teoría del Apego, destaca la importancia de las figuras de apego como una base segura desde la cual el niño puede explorar el mundo, resaltando que una parentalidad eficaz (nosotros preferimos el término, suficientemente buena) requiere de un entorno emocionalmente seguro y de apoyo para el desarrollo saludable del niño o niña.

Para UNICEF, la parentalidad positiva se da cuando el comportamiento de los padres surge a partir de los intereses de la niña o niño, cuando no usan la violencia hacia ellos, reconocen y respetan sus derechos, tienen relaciones afectuosas, pero también establecen límites con el fin de asegurar su desarrollo integral.

Ahora bien, la parentalidad no se limita a la relación directa entre el adulto y el niño, sino que está profundamente influenciada por las condiciones sociales, culturales y económicas. Cómo habíamos planteado, la responsabilidad de esta construcción (relación) no es sólo del adulto al NNA, depende del entorno, contexto y experiencias previas (tengamos presente el Trauma trasgeneracional).
El psicólogo Urie Bronfenbrenner, en su Teoría Ecológica del Desarrollo Humano (1979), plantea que el entorno en el que se desarrolla un NNA no se reduce a la familia, sino que está compuesto por una red compleja de sistemas, como la comunidad, la escuela y los medios de comunicación, indicando que esta red afecta la manera en que los padres ejercen su rol. Así también, plantea que los contextos socioeconómicos y culturales son determinantes en la capacidad de los adultos para ofrecer un ambiente de apoyo constante.

De lo anterior y con el fin de orientar la premisa inicial de este #blog ¿Qué ocurre cuando no se tienen las condiciones necesarias para ejercer la parentalidad?, ¿Cómo afecta esta falta de condiciones en la capacidad de ser una base segura para un NNA? o ¿Qué pasa cuando las competencias parentales o estrategias de crianza se ven afectadas por las experiencias previas que traen los padres, madres o cuidadores principales?
Parker et al. (2013), sugiere que las dificultades socioeconómicas, el aislamiento social y las tensiones emocionales pueden afectar la salud mental y el bienestar de los padres, lo que a su vez impacta negativamente en la calidad de la relación con los hijos, esto lo define como estrés parental. La falta de apoyo, los recursos limitados y el estrés crónico pueden generar dificultades en el ejercicio de la parentalidad, reduciendo la capacidad de proporcionar un entorno seguro y estable para NNA.

Por su parte, Pitillas (2021) indica que “cuando la historia interpersonal del adulto está marcada por el desamparo o el miedo, la crianza puede funcionar como un poderoso reactivador de experiencias infantiles que, con frecuencia no fueron procesadas”.

Considerando las definiciones entregadas podemos señalar, sin temor a equivocarnos que, los contextos sociales y las experiencias infantiles, adversas o dolorosas, de los padres, madres o cuidadores principales pueden dificultar el ejercicio de una crianza respetuosa, pueden generar una parentalidad interferida.

Dicho lo anterior, es importante que tengamos presentes que, la parentalidad debe ser apoyada con la entrega de herramientas que promuevan el fortalecimiento de los recursos personales de estos cuidadores, para así, brindar y promover entornos saludables, seguros, sin violencia ni malos tratos (físicos o verbales), que garanticen el bienestar de NNA.

Parentalidad o Crianza Positiva

Rodrigo, Máiquez, Marín y Rodríguez (2015), sostienen que la parentalidad positiva para que sea beneficiosa, requiere de un control parental que tenga como pilares el afecto, el apoyo, la comunicación, la estimulación, el establecimiento de rutinas, de límites, normas y consecuencias, el acompañamiento y la implicación en la vida de los hijos.

En este estilo o enfoque de crianza, como lo llamamos, los padres, madres o cuidadores principales, practican la disciplina de manera constructiva y enfocada en el aprendizaje, en lugar de recurrir a castigos físicos o emocionales.
Algunas características de este estilo de crianza que permiten la construcción de Competencias Parentales, suficientemente buenas son: la Comunicación afectiva y efectiva, una comunicación abierta, pendiente de las necesidades, preocupaciones y emociones de los NNA; el Empoderamiento o el fomento de la autonomía, confianza y sentido de responsabilidad en los NNA; el Establecimiento de límites claros, justos y coherentes, con expectativas adecuadas para el comportamiento de los NNA; el Apoyo emocional y comprensión en momentos de dificultades o estrés y, el Fortalecimiento de la relación familiar. Esta última característica implica la construcción de una relación fuerte entre los miembros de la familia, fomentando el tiempo de calidad, la participación en actividades compartidas y la expresión regular de afecto y aprecio.

Finalmente señalar que para las #herramientas y #competencias #parentales que contamos más nuestras experiencias y entornos, influyen en el desarrollo saludable de un NNA y que lo importante es fortalecerlas. Los padres, madres y cuidadores principales también deber ser apoyados para entregar lo mejor de sí a la hora de educar.


¡Un abrazo grande!
Equipo Aprender a Crecer.

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