Planificación, metodología SMART y ¿cómo escoger estrategias de intervención adecuadas?

Para que la intervención sea exitosa es necesaria que se ajuste a las necesidades y recursos de cada sistema familiar, por ende, cada proceso de planificación será distintos.
Colegas y profesionales del área, en el último post referido a la importancia que tienen los Planes de Intervención para favorecer el sistema de cuidado, les planteamos si ¿les gustaría conocer y profundizar en cómo formular objetivos de intervención claros y/o cómo podemos hacer la mejor elección de la estrategia de intervención? Para responder estas preguntas les presentaremos la metodología SMART para formular objetivos y revisaremos cómo seleccionar estrategias eficaces que marquen la diferencia en procesos de intervención o acompañamiento de niños, niñas, adolescentes y sus familias.
Plan de Intervención… ¿qué es y cómo elaborarlo?
Entenderemos por Plan de Intervención, al conjunto de acciones organizadas que buscan abordar un problema o mejorar una situación específica. Su propósito es lograr cambios positivos a través de la implementación de diferentes estrategias. (Este punto lo revisaremos más adelante).
Al elaborar Planes de Intervención debemos contar con un diagnóstico que describa las problemáticas que afectan al niño, niña, adolescente y su familia, y las necesidades existentes. El diagnóstico es un medio, el fin es contar con un plan de intervención hecho como “traje a la medida” de cada NNA. Así también, debemos establecer indicadores concretos y medibles que reflejen los objetivos del plan, esto facilitará la evaluación de proceso de manera más objetiva; además, debemos definir las estrategias a seguir, o sea, las acciones específicas para alcanzar los objetivos trazados.
Al elaborar Planes de Intervención debemos contar con un diagnóstico que describa las problemáticas que afectan al niño, niña, adolescente y su familia, y las necesidades existentes. El diagnóstico es un medio, el fin es contar con un plan de intervención hecho como “traje a la medida” de cada NNA. Así también, debemos establecer indicadores concretos y medibles que reflejen los objetivos del plan, esto facilitará la evaluación de proceso de manera más objetiva; además, debemos definir las estrategias a seguir, o sea, las acciones específicas para alcanzar los objetivos trazados.

Para iniciar la planificación, es importante acordar con la familia lo que será el foco del proceso, ya sea diagnóstico o interventivo o de acompañamiento; una vez que logramos consensuar cuáles son las temáticas importantes a trabajar, nos centraremos en los objetivos específicos que nos ayuden a fortalecer el nivel de protección y bienestar de NNA y su sistema de cuidado. En este sentido, es importante mantener a las familias informadas del avance de su plan de intervención y realizar entrevistas a los niños, niñas y adolescentes, en un entorno seguro y confidencial, para conocer sus percepciones acerca del trabajo que estamos realizando.
Es importante que tengamos presente que, el plan de intervención es una oportunidad para tomar decisiones garantistas: ajustada a sus necesidades e intereses (bien superior), en forma consciente, sensible y fundamentada en información objetiva.
Los objetivos del Plan y la Metodología SMART
Al iniciar el blog, les mencionamos que, al planificar una intervención, es fundamental tener objetivos claros, definidos, medibles, alcanzables y realistas, pero ¿Cómo formular esos objetivos? En este punto es cuando aparece la metodología SMART, como una herramienta que nos ayudará a establecerlos. Esta metodología la hemos profundizado en distintos cursos ejecutados, ¡pero siempre es bueno refrescar memoria! Veamos qué es y en que consiste.

SMART o cómo debemos formular nuestros objetivos. Si traducimos, la palabra significa elegante o inteligente. Es, en esa segunda acepción, con la cual trabajaremos, cómo formular objetivos de forma inteligente.
- S (Specific – Específico): El o los objetivos deben ser claro y concreto. Debemos saber qué queremos lograr.
- M (Measurable – Medible): El o los objetivos deben ser cuantificables.
- A (Achievable – Alcanzable): El o los objetivos debe ser realistas, considerando los recursos y capacidades disponibles.
- R (Relevant – Relevante): El objetivo debe estar alineado con las necesidades y prioridades de la intervención.
- T (Time-bound – Temporal): El o los objetivos deben tener un plazo claro para su cumplimiento.
Ahora bien, ¿Cómo elegir las estrategias adecuadas y pertinentes?
Si nos alienamos con los objetivos que fijamos en el SMART, las estrategias deben estar orientadas a cumplir los objetivos que establecimos, objetivos que, ciertamente, debemos ser capaces de medir y evaluar de manera concreta.
Por consecuente para escoger las estrategias debemos analizar el problema y su contexto, conocer que causó el problema; debemos asegurarnos de que las estrategias sean viables con los recursos humanos, financieros y materiales que disponemos; así también, es importante que consideremos el tiempo disponible para implementar la intervención y, por cierto, la capacidad de los participantes (NNA, familias) para llevar a cabo las estrategias elegidas.
Las estrategias de intervención deben ser relacionales, pertinentes de acuerdo al sistema representacional dominante o ajustado a la edad de desarrollo, repetitivo, gratificante y respetuoso, entre otras. (En nuestra web puedes conocer diferentes modelos y estrategias en los cursos que tenemos preparados en estas materias).
En los procesos de intervención, promovemos la participación activa de los niños, niñas y adolescentes (NNA) y sus familias, con el objetivo de fortalecer su empoderamiento y capacidad de agencia frente a los cambios que experimentan. Esta participación, significativa y consciente, contribuye al desarrollo de la resiliencia del sistema familiar y favorece procesos de transformación sostenibles en el tiempo.
Es importante recordar que los resultados no son inmediatos; se construyen progresivamente con el tiempo. Solo así podremos generar cambios duraderos que favorezcan el aprendizaje, el autocuidado y el desarrollo personal, incluso después de finalizada la intervención. Ser agentes de cambio es un proceso que requiere constancia, compromiso y tiempo; no ocurre de un día para otro.
Por consecuente para escoger las estrategias debemos analizar el problema y su contexto, conocer que causó el problema; debemos asegurarnos de que las estrategias sean viables con los recursos humanos, financieros y materiales que disponemos; así también, es importante que consideremos el tiempo disponible para implementar la intervención y, por cierto, la capacidad de los participantes (NNA, familias) para llevar a cabo las estrategias elegidas.
Las estrategias de intervención deben ser relacionales, pertinentes de acuerdo al sistema representacional dominante o ajustado a la edad de desarrollo, repetitivo, gratificante y respetuoso, entre otras. (En nuestra web puedes conocer diferentes modelos y estrategias en los cursos que tenemos preparados en estas materias).
En los procesos de intervención, promovemos la participación activa de los niños, niñas y adolescentes (NNA) y sus familias, con el objetivo de fortalecer su empoderamiento y capacidad de agencia frente a los cambios que experimentan. Esta participación, significativa y consciente, contribuye al desarrollo de la resiliencia del sistema familiar y favorece procesos de transformación sostenibles en el tiempo.
Es importante recordar que los resultados no son inmediatos; se construyen progresivamente con el tiempo. Solo así podremos generar cambios duraderos que favorezcan el aprendizaje, el autocuidado y el desarrollo personal, incluso después de finalizada la intervención. Ser agentes de cambio es un proceso que requiere constancia, compromiso y tiempo; no ocurre de un día para otro.
Antes de finalizar, les compartimos el siguiente video del Canal Disciplina Constante X:
¡Un abrazo grande!
Equipo Aprender a Crecer.
Equipo Aprender a Crecer.
Respuestas